¿Cómo se crea un instrumento?
La creación de un instrumento desde cero es una parte fundamental en el día a día de un luthier. Hay quienes se dedican en exclusiva a la creación de instrumentos, mientras que otros luthiers compaginan esta tarea con la restauración y reparación. En cualquier caso, la obra de un luthier es equiparable a la de cualquier artista, que trata de plasmar su imaginario en una sola pieza. Una manera de ver, sentir y entender el mundo reflejada en un solo instrumento musical. En el caso de Luthier Vidal, son violines, violas y cellos: piezas únicas que perdurarán en el tiempo y que irán cambiando con los años, tal vez con los siglos, a medida que lo hagan los músicos que las tocan.
El luthier Xavier Vidal, al frente de Luthier Vidal desde hace más de 40 años, explica emocionado que la creación de un instrumento es una de las partes más emotivas e intensas de su trabajo. "Un luthier no es más que un creador que, como ocurre en otras disciplinas artísticas, trata de plasmar su identidad y personalidad en sus creaciones. Es cierto que en otros ámbitos puede haber más libertad creativa, ya que cuando se crea un instrumento existen las limitaciones derivadas de la funcionalidad y de unos procesos normativos concretos, fruto de 400 años de evolución". En todo caso – continúa Vidal– "al final el deseo de un buen luthier, como de cualquier otro artista, es que se le pueda identificar a partir de los instrumentos que crea".
Escuelas de luthería y talleres
Para crear instrumentos es necesario adquirir unos conocimientos teóricos y prácticos basados en unas técnicas y procesos muy concretos que son la evolución de la luthería y la construcción de instrumetnos desde el siglo XVII.
Estos conocimientos se adquieren actualmente en las escuelas de de luthería y en a la antigüedad al lado de maestros luthieres en talleres. Tanto las escuelas como los talleres de luthería deben facilitar toda la formación y conocimientos necesarios para que el alumno y futuro luthier pueden creer con libertad, sin limitaciones, de manera que pueda dar lo mejor de sí mismo sin más fronteras que las que impone la propia funcionalidad del instrumento.
En Luthier Vidal se parte de la base de que un buen luthier debe disponer de toda la información posible por parte de su maestro, pero después debe poder trabajar en lo más absoluta libertad. Solo así podrá desarrollar la parte expresiva y artística de la construcción de instrumentos, ya que la generosidad en la transmisión del conocimiento y la experiencia adquirida son la base de la evolución y la excelencia.
Por dónde empezar
El nacimiento de un instrumento nuevo parte siempre de la inquietud del músico. De ese gusanillo que atraviesa a un profesional que busca nuevas vías de expresión, maneras distintas de dar rienda suelta a su creatividad y sus emociones. Para ello, el luthier debe tener en cuenta multitud de factores a la hora de diseñar y crear un instrumento, y todos ellos deben converger en la pieza creada. "No solo está el sonido, que a priori puede parecer lo más importante, también lo es la forma, el color, la estética. Es decir, que el instrumento se adapte al músico desde diferentes ángulos", explica Vidal. Para el maestro luthier al frente de Luthier Vidal, "la música tiene la particularidad de que es un arte que requiere mucha técnica hasta alcanzar el virtuosismo, pero a su vez es muy emocional. Un buen instrumento debe saber conjugar ambos factores". No olvidemos –continúa Vidal– que "no deja de ser la principal vía de expresión y de comunicación del músico con el mundo que le rodea".
En Luthier Vidal se compagina la creación de instrumentos desde cero con la restauración de otros, cosa que tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Por un lado, los luthiers de la casa están familiarizados con múltiples violines, violas y cellos de diferentes países, épocas y estilos. Tienen la suerte, en definitiva, de poder acceder en su día a día a algunos de los mejores instrumentos del mundo, charlar con los músicos que los tocan y compartir con ellos tiempo y confidencias, lo que les otorga una perspectiva única a la hora de crear. Sin embargo, el trabajo de restauración hace que no siempre se disponga del tiempo deseado para dedicarse a la creación de instrumentos desde cero. "Nosotros trabajamos con propuestas cerradas. Las ofrecemos directamente a los músicos, aunque sabemos que solemos competir con otros luthiers y que el músico acabará escogiendo entre 3 y 5 opciones generalmente", explica Vidal. Para él, esta competencia sana "nos ayuda a seguir trabajando, además de que nos enriquetece porque solemos competir con luthiers a quienes conocemos y cuyo trabajo admiramos muchísimo".
El privilegio de ser luthier
La labor del luthier no acaba una vez finalizado y vendido un instrumento. "Un músico suele tardar alrededor de un año en hacerlo suyo. Nosotros estamos siempre ahí para hacer los ajustes necesarios durante la primera etapa en que el músico se está acostumbrando a él". Generalmente, quienes buscan un instrumento de nueva creación son alumnos de superior o músicos profesionales que requieren un sonido y unas prestaciones tan especializados que no se encuentran en el mercado convencional de instrumentos. Esto supone una gran responsabilidad para el equipo de Luthier Vidal, pero también un honor. "Tenemos un enorme privilegio entre manos: estamos creando instrumentos que perdurarán para siempre", setencia Xavier Vidal.
Breve informe sobre el término “luthier”, con Ramón Andrés
Somos muchos los que empleamos a diario el término «luthier» y muy pocos los que en realidad saben de dónde procede. Y es que se presta a...
El violín barroco
Hay pocos instrumentos tan especiales y exquisitos como los violines barrocos. Lamentablemente, resulta muy complicado hallar violines de...
Día de los difuntos: la Danse Macabre de Camille Saint-Saens
La llamada Danza de la Muerte o Danza Macabra procede de la Baja Edad Media, cuando a raíz de grandes epidemias como la Peste Negra del...