Quiénes somos

Somos una tienda-taller situada en el barrio del Eixample de Barcelona, especialistas en la venta de violines, violas y violonchelos, así como de sus distintos accesorios tales como cuerdas, arcos, estuches, sordinas, almohadillas, etc... En nuestro taller llevamos a cabo todo tipo de restauraciones y realizamos la puesta a punto y el control de calidad de los instrumentos que vendemos y alquilamos gracias a un equipo formado por luthiers experimentados.

También disponemos de un amplio catálogo de instrumentos y arcos antiguos, de los cuales garantizamos su perfecto funcionamiento gracias al exhaustivo proceso de restauración y revisión realizado en nuestro taller. Todos ellos vienen acompañados de sus respectivos certificados de autenticidad y/o valoración y ofreciendo además la posibilidad de asegurarlos.

Más de 30 años de experiencia nos permiten ofrecer la mejor selección y la más amplia gama de instrumentos tanto nacionales como internacionales, ya sea para estudiantes recién iniciados o para los profesionales más exigentes. Nuestra atención personalizada, calidad y garantía nos han proporcionado el constante reconocimiento de nuestros clientes, tanto en la buena relación personal como en el trabajo realizado a lo largo de toda nuestra trayectoria.

Sobre Xavier Vidal i Roca

Tras 40 años de experiencia, la trayectoria de Xavier Vidal i Roca está avalada y reconocida por prestigiosos músicos profesionales, entidades culturales, organismos públicos y sus más de 8000 clientes.

Ha realizado varias conferencias en reconocidos centros de enseñanza musical, colaboraciones en medios de información y difusión, entidades culturales y organismos públicos. También ha tenido un papel destacado en la docencia y difusión del oficio, formando o completando la formación de varios luthiers.

Miembro fundador de la AEML (Asociación Española de Maestros Luthiers) después ALAE (Asociación de Luthiers y Arqueros de España) en la que fue presidente en el período comprendido entre el año 2000 y 2003. Posteriormente fue miembro fundador y presidente entre 2003 y 2007 del GLAE (Gremio de Luthiers y Arqueros de España).

En el año 2004 la Comissió d'Artesania de Catalunya - Generalitat de Catalunya - Departament de Comerç, Turisme i Consum le concede el diploma de Maestro Artesano en el oficio de Luthier.

Descargar curriculum de Xavier Vidal i Roca

Xavier Vidal

Ubicación: Casa Granell y Manresa

El arquitecto

Jeroni Ferran Granell Manresa, (Barcelona1867 - 1931), fué un arquitecto modernista nacido en el seno de una familia de arquitectos. Su padre Jeroni Granell i Mundet era maestro de obras y llegó a ser el Presidente del ‘Centre de Mestres d’Obres’ entre los años  1878 y 1882.

Cursó estudios de arquitectura con Josep Puig i Cadafalch, se tituló el año 1891 y colaboró en varias ocasiones con Domenech i Muntaner.

Jeroni  Ferran Granell i Manresa fue uno de los arquitectos más originales del modernismo barcelonés, destacando por la creación de unos singulares esgrafiados en las fachadas de los edificios de viviendas, de las que nos ha dejado numerosas muestras en Barcelona .

Asociado primero con el vidriero Antoni Rigalt y con firma propia posteriormente, revitalizó el arte de la vitral y fabricó gran parte de las vidrieras modernistas de Barcelona, como las del Palau de la Música Catalana, la casa Lleó Morera o el Hospital de Sant Pau.

Jeroni Ferran Granell Manresa

Contexto histórico

Durante siglos, la ciudad de Barcelona había estado confinada dentro de las murallas medievales y lo que no permitía su expansión. Era una manera de mantener sometida la ciudad y eso acarreaba graves problemas a su población. El principal era la falta de higiene ya que debido a la aglomeración de personas en poco territorio se acumulaban gran cantidad de desechos, que sumados a la estrechez de las callejuelas del barrio gótico hacía que con la llegada de las enfermedades, estas se propagaran con gran rapidez, causando una elevada mortalidad. Solo entre 1821 y 1865 se dieron tres brotes de cólera y uno de fiebre amarilla causando más de 22.300 muertes según el libro de Lluís Permanyer titulado  ’L’Eixample,  150 anys d’història’. Una cifra muy elevada y más teniendo en cuenta que el total de la población en esa época era de 187.000 personas.

Delante de esta situación, en el 1854 se aprobó la destrucción de las murallas, excepto la de mar, que no sería destruida hasta poco antes del 1888 durante la remodelación para preparar la 1ª exposición Universal en Barcelona. Ahora la ciudad podía crecer y sería Ildefons Cerdà quien se encargaría del proyecto. Su intención era crear una ciudad moderna siguiendo el ejemplo de Haussmann en París. Crear grandes avenidas para facilitar la circulación no solo de coches sino también del aire, así como proveer de redes de agua, gas y alcantarillado para mejorar la calidad de vida de la población. Cerdà también tenía la idea de hacer compartir el mismo territorio a las diferentes clases sociales de la ciudad. Ricos y pobres viviendo en la misma zona evitando así la creación de guetos. Los pobres a bajo de los edificios y los ricos arriba, donde normalmente todavía se puede encontrar más riqueza decorativa en los edificios. Finalmente las cosas no ocurrieron así y las clases acomodadas fueron comprando viviendas en la zona central y las medias o pobres se desplazaron al extrarradio de la capital.

Muchas familias burguesas, enriquecidas gracias a la revolución industrial, se fueron instalando en el centro de la Eixample. Querían mostrar a la sociedad su poder adquisitivo y contrataron los mejores arquitectos del momento para que les hicieran sus viviendas.

El modernismo nace de un impulso de la sociedad de la época de adornar sus calles y edificios con rasgos encontrados en la naturaleza.  Esta necesidad es la consecuencia a la industrialización, que había alejado a las personas de la naturaleza y habían hecho retroceder  los paisajes más cercanos, los campos de cultivo y los bosques. El Modernismo se revela contra la fealdad de las proliferantes ciudades industriales de tonos grises e intenta recuperar la conexión con la naturaleza.

La casa

Este edificio de viviendas realizado por el arquitecto Jeroni Ferran Granell i Manresa, situado en la calle Girona  122, es un buen ejemplo de la arquitectura modernista que se desarrolló a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En la zona donde está situado el edificio, nombrada el cuadrante de oro, se encuentran muchos otros ejemplos de esta corriente arquitectónica.

Los materiales usados para la estructura son ladrillo macizo y vigas de hierro.

También destaca el uso de madera, cristal y hierro como elementos decorativos para embellecer  la fachada y los interiores.

La fachada destaca por sus grandes ventanales, por sus relieves decorativos, sus dibujos y su color.

Unas parras de tonos verdosos sobre un fondo de color malva trepan cubriendo toda la fachada. La elección de este motivo vegetal podría tener varias explicaciones o podría ser solo estética, aprovechando las influencias de las culturas mediterráneas. Lo que si es cierto es que Catalunya, una vez recuperada de la filoxera, se convirtió en un importante productor de vinos y algunas de las familias burguesas más importantes que contribuyeron en la promoción del Modernismo, tenían negocios en este sector. Quizás Granell pensó que sería un valor seguro la elección de esta fruta a la hora de vender el inmueble a algún rico empresario.

Los porticones de las ventanas están pintados con tonos violáceos que pueden recordar el color del vino, pero según parece, una antigua propietaria de una de las viviendas del edificio, cuando se estaba haciendo la restauración de la fachada, explicó al equipo de restauración que la idea inicial fué imitar el color de las gardenias, cosa que también hubiera sido muy pertinente, ya que esta flor es vista como símbolo de sutileza y mérito artístico.

Esta restauración se hizo el año 1978 a cargo de Toni Solanes, devolviéndole la riqueza original al edificio. El trabajo mereció el premio Ciutat de Barcelona de restauración de fachadas de ese año.

En las ventanas de los bajos también destaca la forja de hierro, continuando las líneas sinuosas de los esgrafiados y también los motivos florales.

El uso de diferentes materiales fue muy importante durante la época del  Modernismo. Durante el siglo XIX por toda Europa aparecieron los nacionalismos que buscan el pasado glorioso para justificar estos sentimientos de ensalzamiento e identidad. En Catalunya se miró hacia la Edad Media. La época del arte románico, considerada como la de la formación del país y a la época gótica vista como el momento de expansión económica gracias al comercio por la Mediterránea tomaron importancia después de haber sido muy desprestigiadas.

Cuando Granell tenía 10 años se fundó el centro excursionista y una de las tareas más importantes de esta asociación consistió en recuperar todo el arte medieval diseminado por el territorio. Abandonado y degradándose rápidamente, la finalidad de la recuperación era preservarlo.  Actualmente muchas de estas obras recuperadas se encuentran en el MNAC.

Este arte medieval dava importancia a todos los elementos y no solo la arquitectura.  La forja, el vidrio, la madera eran tratados con delicadeza y estas ideas fueron recogidas por artistas de finales del siglo XIX como se puede comprobar en el tratamiento de estos materiales en la casa Granell.

En la puerta principal podemos ver como el arquitecto juega intencionadamente con el efecto que crean los colores producidos por la luz que entra por la vidriera decorada con motivos florales. Estas flores reviven y mueren cada dia gracias a la luz del sol.

Atravesando esta puerta se llega a un pasillo muy ancho ricamente decorado con unos esgrafiados de color verde que también reproducen formas vegetales . El passillo nos conduce a la escalera para acceder a las viviendas. A primera hora de la mañana este pasillo queda bañado por la luz, y los colores que se filtran a través de la vidriera crean un espacio muy acogedor y agradable.

El trabajo en vidrio fue muy importante en la vida de Jeroni Ferran Granell.  Junto con Antoni Rigalt crearon una empresa de vidrieras. Con esta compañía trabajaron con obras icónicas del Modernismo catalán. Este edificio contiene seguramente uno de los mejores ejemplos de vidrieras modernistas y de la idea de crear un Arte Total donde arquitectura, escultura, forja, pintura, cerámica, vidrio o madera se unen para crear un arte donde todos los elementos son de igual importancia. El término Arte Total fue acuñado por Richard Wagner que quería integrar la música, el teatro y las artes visuales.

Actualmente la música también participa de las intenciones de la corriente modernista catalana de crear un espacio donde confluyesen todos los artes. En el entresuelo podemos encontrar el taller del Maestro Luthier Xavier Vidal i Roca donde se construyen, restauran y prueban instrumentos musicales de cuerda frotada en un ambiente relajado, elegante y acogedor tal y como se quiso conseguir en estas casas señoriales a principios del siglo XX.

Una vez en la escalera podemos ver un ascensor de la época que nos lleva a los distintas pisos y viviendas. Cuatro plantas con dos viviendas simétricas en cada una de ellas, más el entresuelo donde se encuentra el taller del Maestro Vidal.

El interior de unos 180m2 de las viviendas es muy espacioso. Esta sensación de espacio también se debe a los más de 3 metros de altura de los techos tal y como era común en muchas casas de la época.

En las habitaciones delanteras la luz entra con fuerza y la decoración de los techos es sobria pero bella y elegante. Consta de una serie de relieves hechos con estuco que reproducen motivos florales. Los elementos elegidos son alcachofas, castañas y capullos en flor y/o higos.

A la alcachofa se le atribuye el significado simbólico de la fertilidad y la exuberancia. Estas se encuentran en el pasillo de entrada que nos dirige hacia el resto de la vivienda.

Las castañas, situadas en la habitación principal representan el vigor, la generosidad y la justicia.

Finalmente la última variedad es de más difícil identificación. Podría tratarse de higos o capullos en flor. Si fueran higos estarían asociados a la supervivencia pero también a la generosidad, hospitalidad y riqueza natural. En el caso de que fueran capullos en flor serian asociados a la riqueza agrícola.

Sean los frutos que sean todos están relacionados con la exuberancia, la generosidad  y la riqueza natural.

Este interés de la burguesía de la época por mostrar su riqueza y estatus no se encuentra solo en la fachada (apariencia) sino también en el interior de las viviendas donde con estos símbolos se quiere mostrar como son las personas que la habitan.

Las hojas del techo actualmente no están policromadas aunque en un inicio lo habían estado. Ahora las notas de color las encontramos en los frutos pintados de pigmentos dorados que los hacen destacar sobre el resto.

Los motivos florales y vegetales eran muy utilizados en la época del modernismo debido a que la industrialización había alejado a las personas de la naturaleza. Tanto los artistas como todas las clases urbanas quisieron recuperar a través de la decoración en los muebles, en los esgrafiados, vidrieras y otras tipologías de elementos decorativos estos elementos naturales perdidos en su cotidianidad.

La casa Granell se nos revela como un pequeño jardín botánico petrificado por la magia del arquitecto.

La belleza del interior de las viviendas no se debe exclusivamente a la decoración de los techos sino también a los suelos. Como comenta el arquitecto que estuvo a cargo de la restauración de la casa Toni Solanes, ‘los pavimentos son de mosaico hidráulico en las estancias principales y de cerámica en las habitaciones de servicio. El mosaico forma cenefas aparentando alfombras como era habitual en este tipo de obra’.

Igual que muchas casas modernistas de la época como la casa Batllò, la Atmetller, Lleó Morera o Fuster, la casa Granell recibe el nombre de su promotor. Lo que difiere en este caso con el resto de las casas es que el promotor también era el arquitecto. Esto le permitió a Jeroni Ferran Granell tener total libertad a la hora de crear el edificio. Pudo hacerlo sin ninguna restricción artística.

Este es un punto a destacar ya que los ideales del arte modernista buscaban la libertad del creador pero la realidad muchas veces era otra y los arquitectos se encontraban con limitaciones impuestas por los promotores de la obra. Uno de los casos más conocidos es el que afecto a Gaudí durante la construcción de la casa Batlló donde la familia hizo que cambiara algunos de los colaboradores con los que trabajaba porque no estaban de acuerdo con su visión artística. El asunto acabó en juicio por la alteración del proyecto inicial.

El Modernismo quiere libertad para la creación de nuevas formas que antiguamente no fueron aceptadas.

Domenech i Muntaner, uno de los primeros arquitectos modernistas quiso destacar dos aspectos: Una voluntad de inspiración en los estilos históricos nacionales como la arquitectura románica y gótica catalana y la confianza en la creatividad y saber hacer del arquitecto para servirse de los estilos mas idóneos.

Respecto a la casa Granell estas ideas que plantea Domenech i Muntaner quedarían logradas siendo el arquitecto el promotor,  así que pudo dejar libre la imaginación sin ningún tipo de contingencia y crear lo que él consideró su mejor obra. Granell pero, tiene otros edificios repartidos por Barcelona ya que vivió en uno de los momentos más álgidos del Modernismo catalán. Habiendo nacido en el seno de una familia de arquitectos renombrados con seguridad que su padre le transmitió su amor por el trabajo. Podemos admirar en todas sus obras una sobriedad elegante y un interés por embellecer edificios utilizando diversas técnicas y elementos artísticos.

Granell murió en el 1931, igual que Santiago Rossinyol, otro artista polifacético del Modernismo catalán. El Modernismo entonces ya no estaba en boga, pero había ayudado a que Barcelona tenga la fisionomía tan característica que todos conocemos.

Adaptación de textos de Carme Balcells y Aleix Moncal.